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jueves, 1 de octubre de 2015

Crónicas de una batalla por la democracia

Contextualizaremos los hechos que tuvieron lugar el caluroso enero de 1989, cuando un grupo político de extrema izquierda irrumpió con armas la guarnición militar en pos de "defender la democracia" amenazada por los carapintadas al mando de Aldo Rico y Mohamed Alí Seineldín. 

   Compararemos diversas visiones de los principales diarios porteños, opiniones de periodistas, referentes políticos y su devenir histórico.
   También expondremos la actualidad de los juicios que se están dando en el marco de crímenes de lesa humanidad por parte de las Fuerzas Armadas.

    Además, fruto de esta investigación periodística, aportaremos pruebas a las causas por desapariciones en democracia que se dieron en el sangriento combate, donde el Ejercito Argentino  exterminó con saña el último movimiento guerrillero con reminiscencias de los `70.




    El poder ejecutivo nacional a cargo de Raúl Alfonsín impulsó el juicio a las Juntas Militares en 1985. Se condenó a los militares de más alto rango que habían dado el golpe militar el 24 de marzo1976.

    Si bien fueron juzgados y condenados los superiores, los subalternos participes de los crímenes de la dictadura debían también ir presos de acuerdo con el pedido de las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos.

    En este clima de tensión, el gobierno constitucional debía enfrentarse con las Fuerzas Armadas que funcionaban de igual forma que antes del 10 de diciembre de 1983.







La Casa está en orden

El Presidente Raúl Alfonsín negoció con los militares carapintadas sublevados, dirigidos por Aldo Rico y Mohamed Alí Seineldín para que se cesen las hostilidades en las pascuas del ´87. Parte de lo acordado fue la sanción por parte del ejecutivo de las Leyes de Obediencia de Vida y Punto Final.











Un camión y seis autos contra todas las FF.AA.



Por estas horas, aún no se sabía quienes irrumpieron en el regimiento agitando el tenso clima que vivía la democracia en los últimos meses del gobierno de Alfonsín.











Para despistar a las 



autoridades, el grupo 

armado 


arrojó panfletos que 


reivindicaban los 

movimientos 

carapintadas.

























 


Los primeros en llegar al lugar del hecho para resistir el ataque fueron miembros de la Policía Bonaerense. En esos tiempos aún continuaban en actividad oficiales que habían prestado servicio en la dictadura militar. Entre ellos se destacaba la figura del comisario Abelardo Patti jefe de la policía local, posteriormente condenado por crímenes de lesa humanidad.




















    Con el correr de las horas las autoridades reconocieron quienes eran los perpetradores del copamiento. Hallaron entre las pertenencias de un guerrillero abatido una proclamación del movimiento insurgente.




















Ya no se trataba de un nuevo alzamiento carapintada, sino un grupo guerrillero de extrema izquierda.





El movimiento insurgente era el MTP, Movimiento Todos por la Patria. Un desprendimiento del ERP dirigido por un defensor de los Derechos Humanos que pocos días atrás había denunciado un complot por parte  del candidato a presidente Carlos Menen  donde se intentaría derrocar al gobierno nuevamente y amnistiar a todos los militares. 






    


  Si bien la confirmación oficial de que el grupo armado eran subversivos circuló algunas horas después de iniciado el combate, internamente la policía y el ejército sabían con quien estaban tratando.





Desde los primeros momentos las Fuerzas Armadas tomaron conocimiento de que no trataban con “camaradas”, sino con guerrilleros. Es por eso que en pocas horas la Policía Bonaerense le cedió la defensa del regimiento al ejército.

El aporte de los reporteros gráficos